domingo, 8 de enero de 2012

De madrugada

Domingo, 8 de la mañana.
Tengo que celebrar Misa y voy camino del parking. Aún no ha amanecido. A lo lejos veo a un individuo que hace algo en una papelera. La está vaciando metódicamente. Alisa cada papel; mira y remira cada objeto antes de desecharlo. Por fin vuelve a recogerlo todo y lo introduce de nuevo donde estaba. Se acerca al parquímetro y mete la mano en lugar donde suelen quedar las monedas desechadas por la máquina. A continuación se dirige al banco que hay a pocos metros e inspecciona los restos que quedan del botellón de ayer.
En ese momento me ve; se mete la mano en el bolsillo y trata de disimular. No presenta mal aspecto. Tendrá 50 o 60 años y su traje necesita un planchado, pero no lo veo como un mendigo ni un vagabundo convencional. Lleva corbata y un jersey amarillo si manchas aparentes.
Me detengo frente al ascensor del parking y meto la llave en la cerradura para llamarlo. En ese momento se me acerca respetuoso.
―Perdone que le moleste, padre, ¿tiene usted una moneda? Necesito beber.
Ante una petición tan insólita, le miro a los ojos. Los tiene grandes y muy azules.
―Soy polaco y alcohólico. No puedo dejarlo.
Antes de tomar el ascensor, le he dado un euro. 

13 comentarios:

Antuán dijo...

Le entiendo a la pefec. a mi tambien me pasa aunque procuro darles algo de comer si voy de viaje o alguna chocolatina o kitkat si llevo en la mochila. Este al menos lo reconoce y lo dice claramente pero yo que usted no fomentaria el alcoholismo, tampoco digo que le echara un sermón quien sabe quizá la limosna le hizo más efecto que el vaso de vino. Adiosle

José Herrera dijo...

No creo que esa actitud haya sido la más adecuada, pero quizás la circunstancia y las palabras del individuo hicieron un ambiente en la que el asombro hizo que se le de una moneda.
La sinceridad del individuo es extraña...

Almudena dijo...

Vale, para Dios nada hay imposible. Pediremos para que lo saque del alcoholismo. Cuando las cosas no van bien, es dificil saber cuál es el mal menor

yomisma dijo...

Ok, la copa se la tomo a su salud. Y supongo que la Misa la celebro a la de el polaco. No hay mal que por bien no venga.(Y me ahorro la critica moral de la acción en si, que narices)

Raquel dijo...

Muy bien lo que dijo el polaco porque seguramente era la verdad, también darle un euro. Quizás se le podría comentar que en AA si el quiere lo pueden ayudar.

Sinretorno dijo...

Una vez ante la sinceridad de una petición parecida, le di también.Llegué a mi casa y me pusieron a caldo, que si la cooperación al mal, que si, que si, en fin....

Enrique Monasterio dijo...

¿Cooperación al mal? ¡Valiente bobada!

Vila dijo...

Menuda le está cayendo..., yo estoy segura que habría hecho lo mismo. Del alcoholismo no se sale solo, por desgracia, y hasta que esta persona no sea capaz de pedir ayuda para intentarlo (no digo lograrlo) es un ser dependiente.

Es curioso, sus dos últimas entradas lo que me han llevado es a dar muchísimas gracias al de Arriba por todo lo que me ha concedido y permitido en este último año que acaba de terminar.
Gracias por recordarme que no debo de parar de dar Gracias a Dios y corresponder a su Amor.

Cordelia dijo...

Estoy con Yomisma, salvo en que a mi no me parece criticable lo que ha hecho. El alcoholismo es una enfermedad terrible, y dejarlo requiere unos cuajos y unos apoyos formidables. Y la sinceridad del polaco es de agradecer. Por lo menos no le intentó meter un camelo...
¿Al final le han traído juguetes los Reyes? A mí un juguetito en forma de ebook :o)

Anónimo dijo...

yo tambien le hubiera dado,porque es verdad el alcohol es dificil de dejar
es la más mala de las drogas.

Enrique Monasterio dijo...

Una precisión para escrupulosos:
en este caso no tengo la menor duda de que actué bien. Es cierto que no me limité a darle un euro: también añadí unas palabras y un consejo bastante concreto que quizá no olvide.
Tal vez me lo vuelva a encontrar de madrugada o por la noche. Sé que se mueve por el barrio.
Hace años conocí a una madre que compraba droga para su hijo cuando a éste le quedaban pocos meses de vida. El chico tenía SIDA y unas cuantas enfermedades oportunistas que le llevarían a la tumba. Además era heroinómano y necesitaba la droga para morir en paz.
Yo le atendí en sus últimos días y no se me ocurrió reprochar nada a la buena madre.

Anónimo dijo...

¿pero por qué casi todos tienen que decir si está bien o mal? o se da o no se da... lo que el otro haga con lo que se le ha dado es asunto suyo. uno crece al dar a los demás

Alberto dijo...

Un tipo sincero, y una acción consecuente, no hay que darle más vueltas.