martes, 10 de enero de 2012

San Juan de la Cruz, Hitler y la M30

Charlábamos Kloster y yo por la M30.
―No entiendo para qué roban tanto ―le dije al oír por la radio la cantidad de pasta que parecen haberse llevado algunos corruptos―. Cualquiera puede sentir la tentación de quedarse…, qué sé yo, con un par de millones o tres; pero ¿50? ¿Cien? ¿En qué se los puede gastar un viejo de 75 años con una esperanza de vida tan limitada? ¿En guardaespaldas? ¿En farmacia?
―Ése no es el caso, colega. No roban para tener más, sino para ser más de lo que son. Tratan de trascenderse a sí mismos…
―Metafísico te veo.
―Es que aún no he desayunado. Pero te lo explicaré en pocas palabras.
Kloster se enchufó un trago de de vodka y se dispuso a perorar.
―Si los corruptos sólo pretendieran llevar una vida lujosa el resto de sus vidas, es evidente que robarían mucho menos. El hurto moderado tiene notables ventajas; se perpetra más fácilmente, y los jueces y fiscales suelen hacer la vista gorda cuando se trata de altos cargos. Pero es que algunos no se conforman con eso.
―Entonces, ¿qué pretenden?
―Mira, muchacho. Todos los hombres y mujeres de este mundo somos conscientes de que tenemos límites; límites de tiempo, de espacio, de salud, de talento, de fuerza; de vida… Ante esta gran verdad que uno va descubriendo poco a poco, caben dos posibilidades: aceptarla y resignarse a una existencia mediocre o rebelarse: romper esos límites.
―Creo que has bebido demasiado…
―Quizá la palabra “mediocre” no sea la más adecuada; pero piensa ahora en los grandes conquistadores, en los héroes, en los poetas, en los tiranos… ¿Qué pretendían? Alejandro Magno, Hitler o Hernán Cortés no conquistaron reinos para tener unas hectáreas más en su parcela del cementerio. Ellos buscaban la eternidad; querían ser inmortales, romper las fronteras del alma.
―Creo que te vas por las ramas.
―Lo mismo puede decirse de los grandes ladrones. No es una enfermedad, como se ha dicho. ¿Tener por tener? No. Ellos quieren ser eternos, huir de sí mismos. Podría decirse incluso que buscan a Dios, o, mejor dicho, buscan algo que sólo Dios les puede dar. Ahí tienes, sin ir más lejos, al buen ladrón. Tantos años robando y sólo al final, en la cruz, comprendió que podía dar el gran golpe de su vida, el que siempre soñó para retirarse definitivamente.
―El buen ladrón, para robar el Reino, tuvo que arrepentirse y fue castigado por sus crímenes…
―Se arrepintió, en efecto, pero sólo de haber robado poco y mal. Conozco a otros ladrones que les ha ocurrido lo mismo: han comprendido que su ambición era demasiado pequeña, que a base de tener más y más no se consigue ser más. El día en que lo descubren, rompen con su paranoia, restituyen lo robado, lo entregan todo y se convierten en unos ambiciosos insaciables: buscan el tesoro escondido, el único que hace añicos esos límites de tiempo, de edad, de talento…, que nos encierran dentro de nosotros mismos. Hablo de ese tesoro de la parábola evangélica, el que endiosa y nos lleva a la eternidad. Lo llaman la Gracia.
―Así que, según tú, entre San Juan de la Cruz y Hitler…
―…hay sólo una pequeña diferencia. San Juan era mucho más ambicioso. Quería atrapar a Dios como un halcón a su presa. Acuérdate de aquel poema…, “en un amoroso lance/ y no de esperanza falto/ volé tan alto, tan alto/ que le di a la caza alcance”. En cambio el pobre Hitler sólo quería quedarse con el Planeta, empezando por Polonia… ¡Valiente ladrón de pacotilla!
Al abandonar la M30 hice el propósito de escribir este post y de adornarlo un poco más para incluirlo en “Mundo Cristiano”.

14 comentarios:

Relicary dijo...

Arriesgada reflexión la de hoy. Tengo que decirlo, no me convence mucho. Estos últimos meses me parece más el caso de "la avaricia rompe el saco" Se empieza a robar, a hacer las cosas mal, se disuelven los escrúpulos y están en un círculo vicioso al que se unen más y más personas. Cuando es tan grande el número de personas, seguro que hay un hilo por el que tirar de la madeja.

Sin embargo, ojalá les obligasen a restituir lo robado y lo mal manejado, que es casi como robar, en eso sí que estoy de acuerdo.

¡Buenos días a los viajeros!

Anónimo dijo...

D. Enrique, está claro que la ambición en sí no es mala. El ansia ( necesidad queda más mono) de eternidad es connatural al hombre ya que subalma es eterna, en lo que mete,os la pata es en confundir la vidavterrenal- que no pasa de un destierro se tenga lo que sebtenga - con la vida eterna o el paraíso..
Cuando echamos a Dios de nuestras vidas- con más o menos discrección- caemos en la ansiedad de intentar llenar un vacio con cuestiones temporales. Entonces lleag la frustración, el vacío interior y el huir de uno mismo para no oir el hueco que infructuosamente no conseguimis llenar.
Aunque parezca una cursilada, lo único que no genera ansiedad son los tesoro intelectuales y del alma, el amor y la verdad que seguirán cotizando en el otro barrio y no quedan afectdos por la prima de riesgo.
De ahí que la satisfacción de una conversación sincera y profunda- no frívola- de tanta paz.
Dios que es infinitamente bueno y conoce bien nuestra naturaleza en el sacramento de ls confesión no sólo perdona los pecados sino que oxigen el alma y ayuda a que nuestra necesidad vital de trascedencia, de eternidad, de amor de Dis no se llene de basuras.

Rosario dijo...

No entiendo cómo pudo llegar a su destino sano y salvo...

yomisma dijo...

Pero mira que es simpático Kloster. Los ladrones a la cárcel. En el libro "Cometas en el cielo" (The Kite Runner) se dice que todas las maldades se definen como "robar". Matar es robar la vida, mentir es robar de verdad, etc...
Lo de los millones robados y búsqueda de eternidad... No se, no se. Mas bien me parece que ya que no creo en la eternidad, vivamos bien la mortalidad.

Pierre Nodoyuna dijo...

La M30 da para filosofar mazo.

Carlos García dijo...

Espero que haya instalado una grabadora en el C3, porque si no va a perder buena parte de esa elocuencia que le provoca la ahora llamada 'Calle 30'. ¡Serán bobos! Vaya calle. :)

María dijo...

Bravo, bravo
Estos ladrones son unos panolis. No se aprovechan de su patrón, el buen ladrón, que fue el primero en entrar.
Muy buena la reflexión, su ángel le cuida bien al volante.

Antuán dijo...

No he sido capaz de acabar la lectura de su manifiesto porque ya en la comida se habló de algo parecido y empezaba a bostezar y no sabia que su copiloto le diera al vodka pense que era más para un viaje en transiberiano por lo menos eso me conto mi hermano cuando estuvo en Rusia y regreso en el hasta Polonia. Adiosle

pacita.. dijo...

Por Dios D:Enrique vaya atento al volante !

MARTINA dijo...

Me parece que tobar más de los que es posible de disfrutar con lo robado , además de no ser " inteligente",- pues cabe la posibilidad que pase el robo de pequeña cantidad inadvertido,.- LE ASEGURO que no es avaricia sino soberbia ... tienen la esperanza oculta y casi enferma que los descubran y vea el " mundo de lo que son capaces de hacer"

QUIEN MUCHO ABARCA, POCO APRIETA

Maria Rosa M dijo...

Estoy de acuerdo con Yomisma. Ya que no creo en la inmortalidad vivamos a tope, caiga quien caiga y haya que hacer lo que se tercie, por vivir la mortalidad.
Ayer vi el documental Senna, que de paso se lo recomiendo. El dia en que corrió su última carrera,por la mañana leyó en las Sagradas Escrituras algo así como "hoy te daré algo especial.. te daré a Dios mismo" (nada literal). Fue su carrera mortal.

Diana Márquez Luna dijo...

Ahora me voy comprendiendo... me dan ganas de continuar el periodo vacacional y que trabaje Rita. Gracias por ser tan comprensivo, D. Enrique.

Anónimo dijo...

pues espero que cuando lo tenga adornado me lo mande...

josemaria dijo...

Don Enrique! ¿es un guiño al Quijote, el estado metafísico de Kloster? ¿O es a Valle Inclán?

Un abrazo