miércoles, 11 de enero de 2012

La M30 y el río de la vida


Me pregunta Jorge qué tiene la M30 para que se haya convertido estos años en mi “fuente de inspiración”.
“Fuente”, no, querido Jorge. La M30 es sólo mi pensadero habitual. Casi una hora diaria en ese río de automóviles desbocados dan para mucho. Aquí preparo charlas, clases y meditaciones; ordeno ideas más o menos sensatas que uno tiene apiladas en la sesera. Aquí me cuento en voz alta lo que voy a escribir cada mañana en el blog. Aquí rezo el rosario y alguna que otra cosilla.
―Bueno, ¿pero qué es la M30?
―Te comento, como dicen ahora las gentes para tomar carrerilla.
Madrid es una isla y la M30, el mar. Vivir cerca de esta diabólica autovía es tener a mano un puerto de horizontes ilimitados que nos permite trasladarnos a cualquier punto de la ciudad sin tener que pasar las penalidades del tráfico urbano. 
La he llamado autovía, y lo es, a pesar de que ahora la han clasificado como calle. Se empeñan en llamarla “calle 30”, pero yo me opongo. Las carreteras tienen número, las calles nombre. Por tanto, si a una calle la llamamos 30, habrá que investigar dónde cae la 29.
Calle o carretera, la M30 es una metáfora de la vida. Vivir es como un viaje por su asfaltada piel. Un día nos encontramos dentro sin saber cómo hemos llegado ni con qué fin. No hay arcenes ni aceras. Nadie puede detenerse ni preguntar. Los rótulos son confusos y, cuando menos te lo esperas, el río de la vida te mete en un túnel de destino incierto que se asemeja a la noche oscura del alma. A veces te preguntas si vas en dirección norte o sur, pero aquí ni siquiera el GPS es fiable, ya que los satélites no funcionan bajo tierra.
Uno cree que conoce la ciudad. ¡Llevo más de treinta años y siete alcaldes a mis espaldas!, pero en la M30 puedes perderte a pesar de hacer cuatro veces al día el mismo trayecto.
El diseño, eso sí, es imaginativo: si tratas de tomar una salida, ojo, muchacho; lo más probable es que tengas que esquivar a los que entran por otra rampa que se cruza para ponértelo imposible.
Mi amigo Enrique vino un día de Guadalajara para verme y se precipitó en la M30. Dio dos vueltas a Madrid y se fue por donde había venido con los nervios deshechos.
¡Ah, la M30! Yo entro cada mañana resignado y expectante: ¿a dónde me llevará esta vez? Y pienso y pienso, mientras dejo mi destino en manos del alcalde.
 

13 comentarios:

Relicary dijo...

¡Qué prosa la de hoy! Se ve que ese mar es para bravos que tienen ganas de aventura o que ya se han metido tantas veces que ya no le tienen miedo.

Pero me ha quedado una duda... Cuando se pone a pensar y preparar ya sea el momento del blog o una charla ¿Lo consigue retener todo en la cabeza o tiene una grabadora? No le imagino conduciendo un el iPad delante XD

yomisma dijo...

JAJAJAJA!!! Que bueno. La M30 era la carretera por la que íbamos al colegio en los 70-80, desde O'donell hasta Costa Rica. Pasábamos siempre por los mismos sitios y siempre con los mismos comentarios:"esta salida es peligrosísima, cuidado con la curva que se puede salir el coche, ahí hubo una vez un accidente....,¡las colmenaaaaassss!!!!, " ahora ya no la transito, pero hoy me la ha traído a la memoria y con ella tantos años de recuerdos.
El otro día pensaba, al acabar de leer una novela, que mi vida ha sido y supongo que lo seguirá siendo mucho mas interesante que lo que había leído. Ya me lo dijo mi marido el otro día cuando le comente que yo con el me iba al fin del mundo: ya te has venido.

Altea dijo...

"Alcaldesa", don Enrique, acordémonos.

Antuán dijo...

Yo solo me dejo llevar por los que saben y si voy de copiloto he intento ayudar para no pasarnos o dar con la salida acertada hay que estar al quite porque los que ya conocen el juego van como locos. Lo del rio dela viad la define totalmente. Es buenísimo. En serio. Adiosle

Almudena dijo...

Lo siento, pero Madrid es cualquier cosa, menos una isla y la M-30 tiene más de charca ruidosa que de mar...

Esther dijo...

D. Enrique:
Para mí su artículo de hoy ha sido un gran consuelo. Trabajo en un Instituto a 125 Km de Pamplona, y sí, el coche da bastante de sí. Saludos desde Navarra, y mucho ánimo!!

Vila dijo...

Es curioso, hoy he tenido un dia intenso y la lectura de su post tardío me ha relajado. Mi chico me ha preguntado que de qué me reía cuando ha lentrado al salón y simplemente le he dicho que usted me hace siempre sonreír...
Es guayyy, decida usted si la entrada o usted mismo.

Beatrice dijo...

Para mi siempre fue un lugar desconocido, hasta que fui a parar a montar mi hogar a su orilla, y ya le tengo cariño. Aunque a ciertas horas es mejor callejear por dentro o fuera del cinturón que hace y evitar el atasco.
¡Y lo cómodo que es no tener que acelerar demasiado con el limite de velocidad en 50-70-90!

Maria Rosa M dijo...

Me sorprende muchísimo las aventuras que corren ustedes todos los dias, adentrandose en ese mar de incertidumbre. Los veo como aventureros jungandose el físico... Y es que yo me ando por la autovia Sevilla-Huelva, y luego la Se-30, por las que mi coche va "solito" jajajaja. La capital siempre ha sido "la capitá"

Cordelia dijo...

Para mí la M30 era, de pequeña, el último tramo antes de llegar a casa. Tierra conocida, ya llegamos.
Ahora, después de vivir fuera de Madrid 15 años, es una jungla pavorosa, llena de fieras rugientes e imprevisibles, que en cualquier momento pueden abalanzarse sobre mi cochecito sin previo aviso. Me da terror.

pacita.. dijo...

Yomisma (con el permiso de D:Enrique ) mi hija de 24 años busca familia en Usa .....

yomisma dijo...

pacita, voy en verano a Madrid.lo hablamos entonces,ok?

pacita.. dijo...

Es que la busca para ir en verano...(perdone D:Enrique,pero como veo que por aqui escribe buena gente,quiero buscarle a mi hija alguna familia como Dios manda para que aprenda ingles )