sábado, 20 de septiembre de 2008

Il cuore si stanca



Ayer recordé lo que me dijo hace casi treinta años un obispo italiano cariñoso y charlatán: que el corazón también se cansa.

Conversábamos junto a la fachada neoclásica de la Catedral de Albano, una las diócesis de los Castelli Romani al Sur de Roma, y cuando me dijo eso, me escandalicé un poco. Le contesté que lo que agota realmente es el egoísmo. Él entonces se apresuró a darme la razón diciendo que de acuerdo, de acuerdo, que el egoísmo es mucho peor, pero...,

-Por la vida del sacerdote pasan muchas vidas y ninguna se va sin dejar huella, a veces una herida. Cuando estás en el confesonario, o fuera de él, después de escuchar, de consolar a tantas personas, a veces terminamos muy cansados. No es un cansancio físico; es il cuore che si stanca, el corazón, que no puede más.

Con el paso del tiempo he ido viendo más claro que tenía razón. También yo algunas noches vuelvo a casa con el corazón hecho un lío; roto por las penas que me contaron y eufórico por otras tantas alegrías; golpeado por disgustos, tragedias y muertes, pero también esperanzado, con el consuelo de saber que puedo ayudar y debo hacerlo.

Las vidas que pasan a mi lado exigen que me implique por completo, que no sea sólo médico, ni sólo maestro, ni sólo juez. Ante todo amigo, como Jesús lo fue.

No sé si esto es un "pensiero" o un desahogo. Sea lo que fuere, anoto que el corazón se cansa, que a veces también es duro ser cura.

Y sin embargo ninguna otra cosa vale tanto la pena. Por eso el corazón no se rinde.

Y el paracetamol ayuda.

PD. Ayer, por la tarde, bauticé a Pablo. Mañana, después de bautizar a Marco, os lo cuento todo.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Así es D.Enrique,pero gracias a Dios ustedes están siempre ahí.
Todavía recuerdo un día del curso pasado, después de estar toda la tarde metido en el confesionario,tenia que darnos una clase y apareció usted con la oreja izquierda roja como un tomate, (me imagino,. de escuchar a tantas señoras que algunas veces nos ponemos muy pesadas) se le veía cansado pero tuvo fuerzas para echarnos unas bromistas.
Ser cura es una bendición.Gracias

Margarinxi dijo...

Gracias por tener a los sacerdotes, nos perdonan en ese momento son Cristo, nos consuelan, nos escuchan y nos ayudan allegar al cielo. Gracias!!!!

Anónimo dijo...

Me sumo y doblo los agradecimientos de los comentarios anteriores.
Y pienso en esa pregunta que algunas veces uno se hace ¿por que el corazón entiende razones que la Razón no entiende?
Será que no es que no las entienda, es que las desconoce...

La Dama Zahorí dijo...

Usted experimenta la paternidad en todas sus facetas, es normal en ese caso que comparta las penas, alegrías y dolores de sus hijos como si fueran suyas propias. Su corazón acabará cansado, pero con la satisfacción de sentirse libre de hipocresía. Ojalá muchos fueran así.

Anónimo dijo...

Muchas veces pienso que al Cura le da exactamente igual lo que le digo. Siempre me dice las mismas cosas, y son pocas, porque prácticamente no dice casi nada. El corazón del penitente también se cansa llegando incluso a pensar que es mejor el arrepentimiento perfecto con Dios directamente y se acabó. Aunque cuando uno se encuentra con un buen confesor, da gusto...lo malo es que no suele ocurrir con el habitual que parece que está tan habituado que simplemente te escucha, casi no te dice nada, y luego te da la absolución y ya... claro que seguramente seré yo que soy una persona poco enamorada de Dios...no es una crítica, para mi los Sacerdotes son una maravilla...es simplemente que a veces me llena más la confesión con un sacerdote que casi no conozco que la confesión con "el de siempre", pero seguramente será una tontería...¡viva la Confesión! que es de las mejores cosas que hay.

Juanan dijo...

Rece por que no me canse, don Enrique...

Anónimo dijo...

Me figuro que para ser cura, primero tendrá que ser hombre y los hombres sufren a diferencia de los ángeles.
¿Qué clase de hombre o cura es el que no sufre o se cansa? Otra cosa es lo que haga con ese sufrimiento. ¿Cristo no se compadecía? padecía con. Si eso no es sufrir... o cansarse como en la barca con San Pedro, que incluso se durmió de cansancio. Algún día le oirán sus ronquidos... ¡seguro! jajaja.

Enrique Monasterio dijo...

¿Y quién te ha dicho que los ángeles no se cansan? Al mío lo traigo de cabeza

Anónimo dijo...

Efectivamente, no lo sé (si los ángeles se cansan). Pero como amenaza no está nada mal.
Cuando era más jóven e iba donde mi padre con quejas, éste con cara seria un día me dijo:
"El día que yo me canse..."
Esa perspectiva fué lo último que pensaba que pudiera ocurrir. Me callé.

Anónimo dijo...

Yo no soy sacerdote, pero intento ayudar a las personas que quiero y en pequeña escala, conozco el cansancio del que habla. Es agotador y gratificante, te vacía y te llena, y siempre que me siento así doy gracias a Dios por si he logrado ser de ayuda y le pido luz para serlo de verdad. Por todo esto me uno a darle las gracias a usted y a todos los sacerdotes del mundo. Hacen ustedes una labor maravillosa y complicada. Que Dios les bendiga y les dé muchas fuerzas.