Me lo decía Pedro Antonio Urbina un par de años antes de morir:
―Leo mucho porque no tengo más remedio, pero ya sólo me importan los clásicos.
Supongo que a mí me ocurre lo mismo. Tengo docenas de novelas pendientes de lectura, pero me da una pereza imponente echarles la vista encima. Acaban de salir a las librerías y ya huelen a muerto. En cambio, ¡cuánta vida hay en Homero, en Hamlet, en Calderón, en Newman…!
He empezado a leer a Pascal guiado por mi hermana Carmen, que es una autoridad en la materia. Entro en los Pensées y noto que el autor me lleva de la mano a una vieja casa familiar llena de recuerdos y de sorpresas. Nunca estuve antes aquí, pero sé que es mi casa. Nací entre estas paredes. Aquí están mi memoria y mis raíces.
Me voy a la cama con la esperanza de continuar mañana la lectura y con el temor de que el libro se me acabe demasiado pronto.
11 comentarios:
Leo la entrada inmediatamente antes de irme a la cama, recogiendo de paso a mi chico del súper sillón, y reconozco que su lectura ha sido muy sugerente.
No me cabe duda que con Pascalle tutelándole seguro que tendrá buena lectura a su disposición, no sufra.
¡Que bueno es volver a lo orígenes de vez en cuando! Hay épocas propicias a ello y no me extraña que esta sea una, a mí también me pasa.
Quizás porque me pilla más joven, pero yo voy alternando. Clásicos, aventuras del S. XIX y XX, ciencia ficción...
Supongo que cuando me lleguen los momentos más tranquilos, regrese a la Ilíada, Milton y ese tal Pascalle que nunca he leído.
PD: Poco a poco, "La Divina Comedia" va cayendo. Ya estoy en el Purgatorio.
Por alusiones:
“Hubo un hombre que a los doce años creó las matemáticas con rayas y círculos; que a los dieciséis compuso el más profundo tratado acerca de los cuerpos cónicos que se había visto desde la antigüedad; que a los diecinueve redujo a una máquina una ciencia que reside por entero en el entendimiento; que a los veintitrés demostró los fenómenos de la pesantez del aire, y destruyó uno de los errores de la antigüedad física; que a una edad en la que los demás hombres empiezan apenas a nacer, habiendo acabado de recorrer el círculo de las ciencias humanas, echó de ver su nada y dirigió sus pensamientos a la religión; que, desde aquel momento hasta su muerte —acaecida a sus treinta y nueve años, siempre enfermo y sufriendo— fijó la lengua que hablaron Bossuet y Racine, ofreció el modelo, así de la más perfecta jovialidad, como del más severo raciocinio; y, por último, que en sus breves intervalos de salud, resolvió, por abstracción, uno de los más intrincados problemas de la geometría: este portentoso talento se llamaba Blaise Pascal” [Chateaubriand, Génie du christianisme, III, libro II, VI]
A mí me pasa lo mismo. Leí muy entusiasmada "El tiempo entre costuras", tan alabado en todas partes y la verdad... no quedará para la posteridad, creo. No es que esté mal, es que, no sé no tiene lo que hay que tener. Al menos en mi opinión.
Y releo y releo. Y empezaré con "La Divina Comedia". A ver si te pillo, Relicary.
Yo ahora estoy releyendo otros clásicos: el gato con botas, Alí Babá, los tres cerditos, Caperucita...
Los cabritillos y el lobo al menos 5 veces al día. Y siempre las mismas caras de asombro, susto y entusiasmo en los momentos adecuados. Lo estoy disfrutando como no creía posible. Pena que se acabará más pronto que tarde...
Pues entonces Mercedes hazte con la edición de Cátedra, que viene anotada y ayuda bastante a entender muchas cosas :)
Pues yo voy a recomendaros un par de libros de los sacerdotes de los discipulos de los corazones de Jesus y Maria: son fabulosos.
1º El corazon: urdimbre y trama. (sobre la educacion afectiva)
2º Retorno al principio
(sobre el matrimonio desde el Genesis hasta el Apocalipsis)
A lo mejor ya conocéis esta página pero por si acaso, para los que tienen niños pequeños, para catequistas, para profes... http://cuentosparadormir.com/
Bueno y para los demás también.
Cómo le entiendo. Estoy terminando por decimocuarta vez (no es hipérbole) perder y ganar, de Newman... ¡pues me duele terminarlo1
Gracias Mercedes por la referencia, ya me la he guardado y me será muy útil.
En un lugar así, un genio mediano saldría gigante. ¡Qué hermosura de alrededores, don Enrique!
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