sábado, 28 de julio de 2012

La liturgia y los Juegos (y II)


Cáliz de doña Urraca (León) 
Me escribe Juan Luis para discrepar, “discreta y privadamente”, de lo que escribí ayer por la noche sobre la liturgia cristiana y los juegos olímpicos. Dice mi amigo y colega:
“Yo soy de los que prefieren un ámbito natural y doméstico para celebrar la Eucaristía. Los pobres vasos que utilizamos, la mesa en la que comemos, las servilletas y el pan de cada día expresan mejor el significado del Misterio y la comunión con Cristo-Pobre. Dios no necesita oro ni plata. Me sobra toda esa parafernalia litúrgica del pasado…”
Creo que he resumido bien lo que me dices. Y tienes razón en algo: Dios no necesita oro ni plata. En rigor, no necesita nada. Pero no es esa la cuestión. Nosotros sí que necesitamos la belleza para contemplar a Dios, que es Belleza infinita. Y la liturgia, cuando se vive con rigor, nos acompaña en este camino. La solemnidad imponente de la gran música ha servido durante siglos para adorar al Señor; las espléndidas imágenes de nuestra tierra se crearon para que entrara por los ojos la fe de la iglesia; son la "Biblia pauperis", la Biblia de los pobres. Ahora parecen destinadas sólo a los museos. Las oraciones nacidas de la experiencia religiosa de centenares de santos pueden ser nuestra propia oración. Y los gestos, la limpieza de los ornamentos… La gran liturgia despersonaliza al sacerdote vistiéndolo como un rey. Deja de ser “Paco” o “Enrique” y se convierte en Cristo a los ojos de todos.
No me alargaré más. Tampoco quiero crear un debate sobre el tema. Sólo añadiré algo: el Santo Padre, Benedicto XVI, está haciendo un esfuerzo ímprobo, por detener ese progresivo empobrecimiento de la liturgia. Y Juan Pablo II, en aquella inolvidable Encíclica sobre la Eucaristía, escribió:
“Como la mujer de la unción en Betania, la Iglesia no ha tenido miedo de «derrochar», dedicando sus mejores recursos para expresar su reverente asombro ante el don inconmensurable de la Eucaristía. No menos que aquellos primeros discípulos encargados de preparar la «sala grande», la Iglesia se ha sentido impulsada a lo largo de los siglos y en las diversas culturas a celebrar la Eucaristía en un contexto digno de tan gran Misterio”. (Ecclesia de Eucaristia, n. 48).

19 comentarios:

Almudena dijo...

Me siento más cerca del sentir de su colega. Dios obviamente no lo necesita. Muchos de nosotros tampoco. Es como con el arte que ud. mismo menciona: a unos les llega el barroco. A otros el románico. Otros se emocionan ante una simple piedra sin labrar...

Anónimo dijo...

veo que no se quiere alargar... ni falta que hace;me ha parecido una argumentación preciosa acompañada de unas palabras de JP.II que me han conmovido: como siempre el hombre "pequeño" ante horizonte mucho más rico del que pueda imaginar.
Ojala, en esta cultura nuestra tan racionalista fueramos más capaces de asombro...

DAVID DIAZ CRIADO dijo...

Tambien dice la excritura:
mas o menos dice esto:
"mas te valdria comprarme oro acrisolado para cubrir tus numerosos pecados"

Adaldrida dijo...

Cuánta razón tiene Don Henry. Yo al menos necesito la belleza de la liturgia. Y el asunto no es qué necesita Dios sino qué merece: lo merece todo. Y, en cambio, para nuestros dedos y orejas usamos oro y para Él, una bajera sin luz, un mantel mal puesto y un vaso de barro sin adornos.

Anónimo dijo...

Pues ami me ayuda el cuidado de la liturgia porque piendo que Dios merece lo mejor si;tengo invitados a comer acaso no les pongo lo mejor que tengo? y al mismo Dios que viene en la Santa Misa y se queda en el sagrario no lo voy a cuidar como se merece?

Rocio dijo...

A mí me gusta poner bien la mesa cuando como en mi casa y mejor si tengo invitados.

erasmo dijo...

Bravo, Bravissimo, Maestro!

Que me sienta confortable y me acerque más en la adoración al Señor, en la sencillez litúrgica, artística y con determinado grado de solemnidad, sería un acto de Soberbia, si por eso quedaran descalificadas otras opciones o sensibilidades. Discusión Bizantina. La Gran riqueza de la Iglesia, quizá consista en contener una vasta variedad de movimientos y carismas que dan acogida a cada uno de nosotros, según sus inquietudes y preferencias, a la vez estamos todos unidos en la Iglesia de Jesucristo, en la esperanza de conocer algún día el Reino de los Cielos.

Lo de la belleza y el camino de perfección, tiene que conducirnos necesariamente a Dios. Porqué rasgarse las vestiduras.

Hosanna en el Cielo!

Anónimo dijo...

Pues... desde la "cordialidad" le dire que no puedo estar mas en desacuerdo con usted.... si nos hace falta el oro, la purpura, y los ornamentos para ver la belleza del sacramento eucaristico... es que mal vamos.
Todo eso son reminiscencias medievales, de cuando la iglesia era mas un poder terrenal que una comunidad de creyentes, y tanto revestir y disfrazar la ultima cena de un carpintero y sus amigos pescadores... acabamos por olvidar el verdadero significado de ésta.
A David le diria, que los pecados no hay que enterrarlos en oro...demasiado ha hecho eso mismo la iglesia en el pasado.. debemos lavarlos de nuestro corazon, no cubrirlos de riquezas.

Anónimo dijo...

De acuerdo con eso, si ponemos los mejores platos para nuestros mejores amigos y visitas importantes, cuánto más si es a Cristo mismo a quien recibimos y celebramos.
Por otro lado, de por sí muchos devalúan el Sacramento, quitarle los signos sería promover otro tanto.

Enrique Monasterio dijo...

¿Dónde he dicho yo que haga falta oro o púrpura para alabar al Señor? Sólo he hablado del valor de la belleza, que nos lleva a conocer a Dios. La belleza se expresa de mil formas y en todos los estilos, pero es incompatible con la vulgaridad y la cutrez.
Lo de las "reminiscencias medievales" me parece gracioso, si no fuese tan tópico. La Edad Media fue muy larga y complicada. Y en todo caso las bellísimas iglesias románicas de Europa fueron levantadas por el pueblo, no por los Papas. Son monumentos de fe.

Por cirrto, David cita un texto del Apocalipsis precisamente para explicar con ironía que todo el oro de Laodicea no sirve para cubrir sus pecados.

pacita.. dijo...

Yo no entiendo por que no hay más unánimidad en las celebraciones,por qué unos sacerdotes se ponen casulla ,otros no ,en unas iglesias hay reclinatorios ,en otras no ..... y así mil detalles

Enrique Monasterio dijo...

Lo siento, anónimo, no publicaré tus comentarios. Lo malo no es que ofendas a los Papas y a la Iglesia, es que además lo haces desde la más completa ignorancia de la historia, de la Sagrada Escritura y de la Liturgia.
Quédate con tus tópicos.
Ya sé que no te ofendes. ¿Cómo podrías si eres anónimo?

pacita.. dijo...

me voy a tomar una tila que me está entrando la rabia contra los anónimos!!!!!

Cordelia dijo...

Yo también soy de la opinión de que igual que preparamos una mesa bonita en honor de un invitado al que apreciamos, debemos cuidar cómo recibimos al más importante de todos. Aunque a Él no le importe, para nosotros los signos externos son importantes.

Papathoma dijo...

Me recuerdas el pasaje en el que los "hombres importantes" que están comiendo con Jesús -y tb Judas, si mal no recuerdo-, critican el gesto de la Magdalena, cuando llora sus pecados y derrama un perfume muy caro sobre los pies de Jesús. ¿Recuerdas lo que les contestó Jesús?

Una cosa es la sencillez de algunas iglesias o incluso la pobreza material, y otra es la cutrez o bien la buena intención que quiere hacer tan asequible el Misterio, que acaba asimilándo a un encuentro entre amigos...en una tasca.

Clara dijo...

Ayer me encontré una "Biblia de los pobres", en una pequeña iglesia de un pueblo chiquitín, que me dejó sobrecogida. Estuve "leyendo" Historia Sagrada en un hermoso retablo gótico tardío, y se me pasó el tiempo volando.

Lástima que se haya perdido esa vocación evangelizadora en el arte de muchas iglesias contemporáneas.

Y también creo que cuanto más fiel es el sacerdote a lo que "manda" la liturgia, menos "prota" es de lo que está sucediendo.

Jose Valle dijo...

Hace años oi decir que hablar del tema de la pobreza de Jesús y de la Iglesia siempre trae conflictos. El cura de mi parroquia dijo "Si esta iglesia os acerca a Jesús, está bien. Y si no la venderemos..".

Me ha gustado 'a unos les llega el barroco. A otros el románico. Otros se emocionan ante una simple piedra sin labrar...'

Creo que 'anónimo' ha expuesto su idea correctamente, incluso no veo contradicción con lo que tu dices. Considero un error bloquear sus mensajes.

yomisma dijo...

Ni Dios necesita ni nosotros tenemos capacidad para darle lo que "merece". Nos estamos quedando en materialidades terrenas. Oro, plata, bronce y ojalata. Pero cerca de Dios, nuestra alma en gracia y llenos de caridad, de la Caridad que fluye de la Fe y la Esperanza en nuestro Señor.

Alguien dijo...

D Enrique, tápese los oídos (o ojos en este caso).
Vamos a ver, voy a hablar claro. Cuando viene alguien importante, como el rey, todo el mundo se viste con lo mejor y le da muestras de respeto. Cuando entra un profesor, por lo menos en muchos colegios, los alumnos se levantan, en muestra de inferioridad. Quién no lo ha hecho alguna vez? Pues que menos que ante Dios que nos ha creado, un poco de sentido común, es una muestra de adoración material, por todo lo que nos ha dado materialmente. Luego irá la espiritual, por la gracia y los dones santificantes. Otra cosa es las iglesias pequeñas y pobres que no se lo pueden permitir. Pero, ¿no pensáis cuánto le agradará a Dios todos los esfuerzos que conlleva comprarle el mejor oro y la mejor plata?
Y el anónimo que tenga comentarios contra la Iglesia, le recomiendo que vaya a hablar con algún sacerdote, lo necesita.
Ánimo, D Enrique, que su blog tenga más fuerza que nunca.