domingo, 8 de julio de 2012

Picoteando

 No es lo mismo, pero el pico picapinos también picotea
¿Qué hace un cura como yo en Madrid cuando ya han terminado las clases en los colegios y buena parte de las labores se han trasladado a la Sierra o a la Costa?
Elemental, mi querido Kloster, ir de la Ceca a la Meca picoteando en nidos ajenos durante todo el día. Resulta que, en verano, el número de sacerdotes también disminuye de forma drástica, ya que muchos atienden convivencias, campamentos y cursos de formación para jóvenes y viejos. A mí me tocará ausentarme el mes próximo, pero hasta entonces uno va poniendo parches y sustituyendo a otros colegas por toda la ciudad. 
Gracias a Dios, el tráfico es más fluido y se va generalizando el aire acondicionado hasta en los confesonarios; pero aún así uno llega a casa por la noche un tanto acalorado y confuso.
Son las once de la noche y hago un breve repaso del día: un retiro a 40 mujeres en el viejo local del Colegio Besana, una visita a una chiquilla de 99 años, un par de horas de confesonario y una charla larga y profunda con un hombre que está demasiado triste... La verdad, tampoco es para tanto. Termino dando gracias a Dios porque ser cura es estupendo.
Como me han regalado un dvd con la final de la eurocopa, me recreo un rato repasando los goles.

1 comentario:

pacita.. dijo...

Por circunstancias que no vienen al caso .me dá una alegria inmensa cuando habla así del sacerdocio y pido por todos los curas .por su fidelidad