viernes, 8 de mayo de 2009

Se acerca la gran final

No hablaré de la Copa de Europa, que será para el Barça, ni de la liga, sino de la Copa del Rey. La espero con temor y temblor. También con cierta añoranza. ¿Cómo no recordar aquel 1956 (total, nada; sólo han pasado cincuenta y tres años) en el que el Athletic, con Daucik como entrenador, lo ganó todo y participó con notable éxito en la recién nacida Copa de Europa?

Aquel año el Athletic fue recibido por Pio XII en audiencia privada. Fue el viernes, 6 de julio. ¿Queréis saber lo que les dijo el Papa? Esto:


Aunque no es la primera vez, ni mucho menos, que tenemos el placer de recibir a un grupo de deportistas, o a un equipo de fútbol, porque las puertas de esta Casa están abiertas para todos, y mucho más las puertas de Nuestro corazón de Padre; sin embargo no tenemos ninguna dificultad en manifestar el placer con que acogemos hoy a los directivos y a los jugadores del «Atletic» de Bilbao, por ser ellos quien son y por parecernos que acaso lo merezcan de modo particular.

Y conste que al hablar así no Nos referimos tanto a esa justa fama que os circunda de deportistas verdaderos, entusiastas sinceros de una actividad a la que os dedicáis con alma y vida, poniendo en ella un ardor juvenil, un esfuerzo auténtico, una nobleza y una verdad, que todos os reconocen, casi como vuestra principal característica; sino más bien aludimos a esas voces, también no poco conocidas, que os presentan como un club y un equipo modelo desde el punto de vista moral y religioso, gente que sabe llevar paralelamente su vida deportiva y su vida espiritual, y que si hoy se reúne para un entrenamiento o para un encuentro, mañana acaso se verá convocada para un retiro espiritual o incluso para una tanda de Ejercicios. ¿Será por eso por lo que vuestros colores rojo y blanco se diría que están familiarizados con el triunfo? ¿Será por eso por lo que este año habéis cantado dos veces vuestro «alirón» con el brío y con las buenas ganas que todos saben?

Enhorabuena, hijos amadísimos; y enhorabuena también por vuestra actuación más reciente en tierras itálicas; porque el buen deportista sabe perfectamente que no es sólo el triunfo lo que cuenta, sino también, y mucho más, el dejar bien plantada una bandera, como habéis hecho vosotros. El deporte, y acaso especialmente el fútbol, puede ser también escuela de virtudes; de virtudes individuales en el propio perfeccionamiento, que supone no pocas veces mucha asiduidad, mucho sacrificio, mucho cultivo interior, mucha humildad en el recibir y asimilar las lecciones mucha abstinencia en el evitar todo lo que puede ser Contrario a la profesión que se vive, mucha abnegación en el perseverar en los momentos difíciles, mucha lealtad en el rendir lo que se debe rendir en todas las ocasiones, mucha superioridad de espíritu para saber perder sin descomponerse, mucha caridad para saber vencer sin humillar al adversario; de virtudes sociales, especialmente en el saber ocupar el puesto que le ha sido asignado en el equipo, en la táctica que en aquel momento se ha de aplicar, sacrificando el lucimiento personal, facilitando la labor de conjunto, siendo una pieza exacta en el complicado engranaje que requiere la táctica moderna, sin egoísmos, sin vanidades, sin cuestiones personales, con esa ascética especial que hace del atleta un buen ejemplo, incluso para quien quiera vivir conscientemente la mortificación cristiana en todas las circunstancias de su vida. Porque bien cierto es que también en la práctica cotidiana y para no perder la partida, muchas veces habrá que defender la propia área con arrojo, seguridad y energía, si no se quiere ser desbordado por las pasiones desencadenadas; muchas veces habrá que saber manejarse en ese difícil terreno medio del campo para encontrar el momento de pasar al ataque sin perder de vista los movimientos del adversario y los posibles peligros de la propia meta; muchas veces habrá que arrancar hacia adelante con inteligencia, resolución y agilidad, en buena armonía con toda la línea. para no desaprovechar el momento favorable y no dejar perder un tanto. que acaso sea definitivo en la vida.

Animo, pues, hijos amadísimos, y a seguir dando buen ejemplo en todas partes, como deportistas, como ciudadanos y, sobre todo, come cristianos prácticos. Que la victoria siga sonriendo a vuestros colores en todas las competiciones, que aún esperan a vuestra florida juventud. Y que la bendición del Señor os siga por todas partes.

Prenda de ella quiere ser la Bendición Nuestra, que de todo corazón os otorgamos, para vosotros, para vuestras familias y amigos, para vuestro queridísimo «Atletic», para vuestro no menos querido Bilbao y para toda la amadísima España.

* Discorsi e Radiomessaggi, vol. XVIII, págs. 335-337.

Como veis no ha cambiado casi nada desde entonces. Arteche marcó así un gol al Oporto


14 comentarios:

Altea dijo...

Qué gracia lo del capellán en medio del campo. Recuerdo que cuando era pequeña decían que el Racing rezaba siempre un padrenuestro antes de salir a jugar. Y ahí salieron en la tele, una vez, rezando el equipo entero en el túnel de vestuarios.

Isa dijo...

Primero, don Enrique, decirle que no esté tan seguro de la victoria del Barça en Europa; aunque si les tocan otro árbitro favorable, es posible.
Yo apuesto por el Athletic, ya sabe que los milagros existen.
Por otra parte, lo que les dijo el Papa en aquel año no es muy aplicable al futbolista de hoy...qué pena...

Anónimo dijo...

Qué envidia lo de aquellos tiempos!!! Qué sano, qué atractivo, ´qué gozada!!

Hoy los del Madrid le dirían al Papa, virtudes, vida espiritual, moral, Santo Padre, qué es eso? No le entendemos.

Y los del athletic de Bilbao le dirían: Zoaz etxera. hau ez da espania, yup!

Una verdadera pena, los futbolistas de hoy en día. Supongo que alguno decente hay.

Anacleto dijo...

Me viene al pelo la entrada, don Enrique. El Español está a punto de salvarse gracias a la peregrinación que hizo el entrenador a Montserrat (no hay más explicaciones).
¿Qué será capaz de conseguir la amatxo de Begoña? Las comparaciones son odiosas, pero a cada una lo suyo...
Si no me equivoco en el palco de San Mamés hay una placa recordando la visita al Papa y un trozo del discurso.
Una última cosa, ¿no estaría en el Athletic-Manchester de la Copa de Europa de aquel año?

Enrique Monasterio dijo...

Estuve en los tres partidos: en el Athletic-Oporto; en el Athletic-Honved, con una nevada impresionante, y en el Ath-Manchester.
Comprábamos con tiempo dos o tres entradas más y las revendíamos a la entrada de San Mamés, con lo que el partido nos salía gratis

pabolec dijo...

Muy bueno... pero sigue estando incrédulo perdido? No nos da ni una oportunidad?

Enrique Monasterio dijo...

Ni una, amigo Pol. San Mamés es poderoso, pero no tanto

Anacleto dijo...

Don Enrique, definitivamente le pongo en mi altarcillo de héroes admirados.
Las crónicas dicen que el partido de la nevada fue contra el Manchester...
Qué envidia!!

Enrique Monasterio dijo...

Tienes razón, Anacleto: la nieve cayó en el partido contra el Manchester.

Nuevepornueve dijo...

Yo sigo confiando en que es 13 de Mayo...

Qué buenísimo este "flashback", D. Enrique!

Enrique Monasterio dijo...

Es sorprendente descubrir que he hecho un "flashback" sin saber lo que significa

Anónimo dijo...

Estoy un poco defraudado y molesto con usted porque de imparcial no tiene nada y ni siquiera ha comentado la mítica clasificación del Barsa y no le ha dedicado una sola línea al otro manchego universal.Y no me refiere a D. Quijote sino al gran y humilde Iniesta: "justicia poética" denominan a su gol.
Y lo siento, pero creo que Pío XII fue profeta cuando, pensando en el próximo partido escribió: "en muchas veces habrá que defender la propia área con arrojo, seguridad y energía, si no se quiere ser desbordado por las pasiones desencadenadas".
Me pesa decírselo pero vaya preparándose para lo peor.
El que avisa...

Pierre Nodoyuna dijo...

Imparcial? En fútbol? NEVER!!!

Juanma Suárez dijo...

Don Enrique, está claro que cada vez que habla de fútbol se mete en un berenjenal... Yo tengo claro que va a ganar el Athletic. Hay que recordar que, aparte de las ganas con las que van a salir los leones (más que cuando se merendaron a mi equipo en la semifinal), en el banquillo se sienta un señor, de Utrera, de donde son los mostachones más ricos del mundo, que es único en insuflar ánimos, ganas y verdadera "testiculina" a los jugadores. Joaquín Caparrós, por justicia, ya merece levantar un título, por honradez y pr trabajador. Y va a ser con los de Bilbao..., si no, al tiempo.