viernes, 19 de agosto de 2011

Achaques de juventud



Juventud y vejez 
Mi tocayo, tantas veces citado en este globo, escribía ayer un simpático artículo con un “elogio” moderado de los achaques de la vejez. Por lo visto, el bueno de Enrique se encuentra postrado en el lecho del dolor por culpa de una contractura muscular en el espinazo, y no se siente en condiciones de participar como otros años en la jmj.
En mi opinión, nuestro poeta no tiene más achaques que los propios de la juventud: un ataque agudo de paternidad con pérdida de baba cada vez que contempla la carita de su hija y una falta de realismo lamentable cuando se pone a jugar con ella. De tanto escribir poemas, al papá de Carmen se le ha atrofiado el esternocleidomastoideo, que es un músculo la mar de importante y da dolorosos disgustos a quien no lo trabaja.
Lo único que me preocupa es el comienzo de su artículo. Dice Enrique: “he de tener mucho cuidado con lo que escribo, porque al final se cumple”. Y parece adherirse a esa superstición tan corriente de los que afirman que si bromeamos con una enfermedad o con una hipotética desgracia, el mal caerá sobre nosotros como un castigo divino.
Te equivocas, poeta. Los verdaderos achaques te llegarán dentro de treinta años aunque trates de evitarlos mirando para otro lado. Mi amigo Kloster, que acaba de cumplir los 70, asegura que vienen todos de golpe y que son muy entretenidos:
―En este umbral de la tercera edad ―me confesaba―. Los achaques sólo me producen curiosidad.
―La curiosidad ―le contesté― es vicio y virtud de los jóvenes. Así que no presumas de viejo.
Por lo demás, Enrique me ha resuelto un problema: dentro de un rato debo predicar una meditación y sé que entre las asistentes hay una jovencita que cumple 40 años. Quizá les hable de los achaques de la juventud. 
 

3 comentarios:

Cordelia dijo...

Los achaques, como casi todo, dependen un poco de cómo se mire. Hay gente que tiene un uñero y va a rastras, y otros que "no era nada lo del ojo y lo llevaba en la mano".
Por experiencia lo digo.
Y como a mí no me duele nada, ¡me voy a la JMJ!
Ya os contaré.

E. G-Máiquez dijo...

Muchas gracias (pero muchas) por los ánimos, querido don Enrique. Y que Cordelia nos represente, por favor.

Vila dijo...

Claro que hay achaques a los 40. Hoy he comprobado el significado de la última J de la JMJ, es decir "Juventud": tengo los pies destrozados, se nota que no tengo 20 añitos... pero todavía llegaré sin problemas a Cuatro vientos, qué caray...

Y comprendo perfectamente "la pérdida de papeles" de su tocayo con su pequeña, ya sabe que somos también padres tardíos. En casa, muchas veces, también le pongo un babero al padre y no solo a la pequeñaja.

EG Máiquez, no te preocupes, que los globeros que estemos te representaremos, al menos cuenta con ello por mi parte.