sábado, 14 de agosto de 2010

En la garita

Algo hemos mejorado desde que se contruyó este confesonario

Hasta hace poco, el diccionario se empeñaba en llamarlo “confesionario” —con una i en medio— y si escribía "confesonario", el corrector de word me lo subrayaba en rojo como si se tratase de un error ortográfico.

Las auténticas faltas de ortografía suelen venir de fábrica, en el diseño mismo de estos muebles litúrgicos. Resulta evidente que deberían servir para que el sacerdote permanezca muchas horas dentro sin necesidad de sufrir contracturas cervicales, calambres en las piernas ni esguinces de cuello. Sin embargo hay un diablo especializado en nublar la mente y embotar la imaginación de los más brillantes arquitectos para que si algún día se ven en la obligación de dibujar un confesonario, el resultado se parezca a un refinado potro de tortura.

Creo que exagero. En realidad, no es para tanto. Si el confesor se prepara con veinte minutos de gimnasio y de estiramientos musculares podrá superar el trance con dignidad, y atenderá a los penitentes que aparezcan con afecto y buen humor.

Son las ocho y media de la tarde y acabo de salir de dos confesonarios bastante más confortables que los habituales. Hoy no he hecho otra cosa que escuchar confesiones y debo decir que vale la pena encerrarse en la garita las horas que haga falta y comprobar que la Gracia de Dios actúa en las almas con una eficacia sobrecogedora.

—¿Y no es mejor confesarse fuera, en una amigable charla con el penitente, con la brisa del atardecer entre los pinos?

No seré yo quien niegue la validez de esas gratísimas conversaciones, pero el Confesonario es la sede adecuada porque ayuda a recordar que el perdón viene de Dios, no de un hombre ni de las aves del cielo; que estamos ante una realidad sagrada y misteriosa; que, cuando el sacerdote dice “yo te absuelvo…”, es Cristo quien pronuncia esas palabras desde la Cruz.

A lo mejor por eso viene bien que el Confesor se encuentre un poco incómodo.

11 comentarios:

Joan dijo...

Comparto cien por cien tus línea, colega!

Vila dijo...

D. Enrique, la conexión con su colega comentarista me ha llevado al blog "Blogueros con el Papa". Como he visto que está usted de seguidor, le agradecería que haga un enlace desde su globo para poder acceder mas facilmente. Gracias mil.

Y con respecto a la confesión, pues sí deberé de hacerla mas frecuentemente.

Anónimo dijo...

Por mi per prefiero confesarme en un confesionario que fuera de el. Me da menos vergüenza decir mis pecados a traces de la rejilla.
Además de esta forma, el confesor ve un alma mas facilmente y no tal o cual persona y la Confesion se realiza con el Sacerdote (el mismo Cristo) y no con una persona amiga- la persona amiga de Cristo- que te encuentras por la calle.
No me se explicar bien pero el caso es que prefiero la garita que la calle. Pues eso!

Ma Goretti dijo...

Ciertamente, hay confesonarios que son por si mismos una penitencia. Para ustedes y, por menos tiempo, para los que acudimos a la confesion. Recuerdo a una señora que logro entrar pero al terminar no vea las maniobras que llegaron a realizar los que ahi estaban para liberarla.
Aun incomodos son "hermosos" "grandiosos".

Antuán dijo...

Hola: llegue a las 2 del pueblo despues del relevo de madre. pido oraciones por mi hermana y por ella sobre todo a sus 88, anoche todavia ocupe la cama de mi padre pero me levante varia veces, una de ellas a sacar la botella de cocacola del congelador x si reventaba. me parecio ver las 5:05 y eran la 1.30. se despierta con nada a pesar de la pastilla de dormir q. le hace decir cosas con las q. me rio. Esto es una vuelta al tajo. despues de un mes alli tuve q. escaparme a Puertollano a confesarme, lo siento por ella, q. no quiere quedarse sola. Va un sacerdote de Ciudad Real del Opus Dei xq alli tambien les interesa lo del confesionario. este es portatil en la capilla de san Antonio muy sencillo todo. lo mejor es llegar de los primeros xq eso de susurrar no me va. q. se me oiga y entienda. ¿a las cico de la tarde? pasando x Mercadona se soporta. ah! y el de mi pueblo es parecido a este. pero te quedas tan a gusto. ademas d. Francisco conocia a mis padres, alguna vez se paso x x alli. Adiosle.

Anónimo dijo...

A mí el confesionario me da igual, además tiene su sentido. Pero sí creo es importante ser amigo de esos amigos fuertes de Dios. Creo que la dirección espiritual te ayuda a acudir regularmente; y no sólo para ser perdonado sino para ser fortalecido y alimentado. Siempre es mejor ir de la mano segura de un buen lazarillo. AC

DAVID DIAZ CRIADO dijo...

yo no quiero dar lecciones a nadie pero quiero desahogarme comentando mi opinion: a mi me parece que en la celebracion de la Eucaristia es donde el sacerdote demuestra que ama a Dios sobre todas las cosas, mientras que en el Confesionario es donde el sacerdote demuestra que ama al projimo como a si mismo.
Y en cuanto nos toca a nosotros seglares tambien lo demostramos cuando recibimos ambos sacramentos DE RODILLAS. Por cierto que el sacramento de la confesion cobra una fuerza potentissima en el penitente cuando nota el contacto fisico de la mano del sacerdote sobre su cabeza (es algo divino)cuando le perdona sus pecados.
Ademas os digo que nunca hemos sido laicos sino siempre seglares, es decir: lo de laico suena pagano.

yomisma dijo...

A mi me gustan los confesionarios antiguos, como este. Pero es verdad que sólo lo uso unos minutejos cada quésé yo. supongo que para el cura será un buen sacrificio, que agradecemos a los que se nos aplica. Bueno, sin más rodeos, que mañana es el santo de mi hermana Paloma, que está con Ud en Molinoviejo. Para que la felicite de mi parte. Gracias por el recado.

GAZTELU dijo...

Se podrían escribir páginas enteras sobre los confesionarios.
A mí no me da igual el confesionario querida AC,me gusta tener una gran intimidad con Dios,que es al que le pido perdón de mis pecados.
No me gustan las confesiones bis a bis,me espantan porque la última que hice con un cura amigo de la familia me puso tal penitencia que me levanté ya pecando....

Anécdota:hace un mes,antes de irme de vacaciones,era tal mi mala salud
(agotamiento dignosticado) que me sacaron el reclinatorio y me pusieron una silla con el termo de agua helada incluidos los ruidos de los hielos.

El mismo sacerdote(mi director espiritual) hace un año confesándome en mi parroquia se negó a poner el aire acondicionado para "mortificarnos" por tantas personas a lo cual yo le contesté que se mortificara él porque yo era libre para elegir mis mortificaciones; tuve que pedirle disculpas dada mi chuleria y confesrame como Dios manda mortificada y sudando tinta y además no fué una confesión rápida,llevaba la bolsa llena.

Mis aventuras en el confesionario son tantas que no acabaría nunca pero son tan reconfortantes que estoy segura que Dios nuestro Señor se mata de risa conmigo y me tiene en la lista de causas perdidas....
GRACIAS

Anónimo dijo...

Gaztelu, quizá me he expresado mal: cuando digo que me da igual el confesionario, no me refiero a que no crea que es el lugar adecuado, sino a que no me importa como sea. Y que tiene su sentido es porque creo que si es incomodo o paso calor, lo sumo a mi penitencia y tan contenta. En la confesión Dios te perdona a través del sacerdote; si habitualmente te confiesas con el mismo y te conoce, humanamente no es tan frío. A esa "amistad" me refiero. AC

MARTINA dijo...

Reconozco que el hecho de confesarme me provoca emocionalmente lo mismo que ir al dentista ... sé que me va a doler al principio pero que al final saldré " sanada".

Y hasta el día de hoy que intento verlo desde el punto de vista racional y espititual, pero no hay caso ... me tiemblan las manos, se me agita el corazón , casi como en un pánico escénico que al final, muy al final se me pasa.