viernes, 13 de agosto de 2010

Recuerdos

pinar de Valsain
En la columna de la derecha del globo hay una sección titulada “etiquetas”, muy útil si uno quiere leer las diferentes entradas clasificadas por temas.

En la etiqueta “ser cura” aparecen los 178 microrelatos que he escrito hasta la fecha sobre el sacerdocio en general y sobre mi trabajo como cura en particular. Los he estado repasando y llego a la conclusión de que forman una especie de diario desordenado e irregular, en el que, a pesar de todo, hay historias aprovechables para componer un librito o un folleto.

Al terminar la lectura hago el propósito de seguir publicando más recuerdos de estos 41 años de sacerdocio, que se me han pasado en un soplo. Me servirá también para refrescarme la memoria, que con los años se vuelve confusa y a veces engañosa.

¡Es grande ser cura!, escribí cuando puse en órbita este blog. Y lo repito ahora con la descarada intención de que muchos chicos —pienso ahora en la Jornada Mundial de la Juventud para la que falta un año exacto— tengan el coraje de aguzar el oído y escuchar a la voz de Dios, que llama siempre en voz baja.

Hoy he vuelto a Madrid desde Molinoviejo. Tenía pendiente un par de gestiones, y he visitado a Manolo, que está enfermo en el hospital. Manolo tiene muchos años. No diré nada más. Sólo que me ha conmovido su fe y su abandono en las manos de Dios.

Entre las tareas que debe hacer un cura, la más gozosa es ésta: visitar a los enfermos y especialmente a los ancianos; aprender de la sabiduría de los viejos y ayudarles a combatir y a vencer las últimas batallas de su vida.

Por cierto, en el viaje de vuelta he visto un águila imperial, que sobrevolaba el pinar de Valsain.

6 comentarios:

Carlos García dijo...

Como ya falta menos para ese aniversario -el de su ordenación- la nota de hoy me sirve para encomendarle. La verdad es que tengo muchos motivos para hacerlo. Gracias por la oportunidad.

Miriam dijo...

Genial lo del libro¡¡¡¡¡¡
Un cura que, sin él saberlo me ayudó mucho,y al que tengo mucho cariño, acostumbraba a intercalar historias (reales pero disfrazadas) en sus conferencias. Me sirvieron para entender mejor el mensaje, asimilar que la teoría predicada se basaba en una verdad vivida, y para fijar en la memoria la esencia de la lección.
Siempre he pensado que es una pena que no las dejara por escrito.

(PD triste: Y más ahora; peli/serie que engancho en tv, si sale un consagrado/mossèn es malo/avaricioso/tonto/soberbio/irascible/lujurioso o bueno pero no se entiende con la iglesia. Es agotador)

Vila dijo...

Y le puedo asegurar que es muy útil sus "etiquetas". En mi afán de que mi chico no trabajase y descansase junto a los peques, estos días le "robaba" el ordenador y he estado haciendo a diario un barrido de su globo. Unos días me lo pasaba pipa, pero también otros días me hacía pensar y sacar conclusiones sobre asignaturas pendientes y por supuesto también me ha ayudado a rezar un moquillo mas.

!Cuánto hay que agradecerles a ustedes!.Como sabe mis padres ya están muy mayores y "cascaillos". La visita semanal de D. Ernesto, el cura que les atiende, es de las más esperadas de cada semana.

Papathoma dijo...

Que Dios le bendiga por cada uno de esos 41 años de cura.
Diganos, por favor, cuando es su aniversario, que asi seremos muchos mas a rezar por usted ese dia.
Y usted...a pensar que regalo va a pedir: alla Arriba no se les ocurrira negarselo en semejante dia!!!

Anónimo dijo...

Papathoma, si echas un vistazo a las entradas de los últimos días de agosto del año pasado, tu misma lo deducirás.

Bernardo dijo...

La idea de "es grande ser cura" le viene rondando la cabeza desde hace tiempo. Escribir un libro es ardua tarea, pero me cuento entre los que lo animan a hacerlo.