sábado, 15 de octubre de 2011

Crónica en rosa de un cumpleaños.

Hoy, día de Santa Teresa de Jesús, hace 60 años, empezó Gaztelueta. Por eso escribo estas líneas, que acabo de enviar a "Mundo Cristiano". A ver si cuelan.

Estos chiquillos empezaron Gaztelueta hace 60 años. Rafa ha tenido el detalle de inclinarse un poco para ocultar mi noble  testa al fotógrafo
No parece una noticia relevante que un colegio de enseñanza media cumpla 60 años; tampoco que hace 10 cumpliera cincuenta, y mucho antes 25. Sin embargo esos tres aniversarios se celebraron en Bilbao como si se tratase de una fiesta enorme e insólita.

A los que fuimos sus alumnos desde el comienzo, tanto jolgorio nos parece natural. Valía la pena hacer un viaje, por muy largo que fuese, para encontrarnos de nuevo; para recordar viejos tiempos; añorar y rezar por los que se fueron y seguir aprendiendo como cuando éramos unos chavales.
¿Qué tiene de especial Gaztelueta? Algo muy sencillo de entender y un poco más difícil de explicar. Trataré de hacerlo.
Gaztelueta fue la primera institución de enseñanza del mundo nacida como obra corporativa del Opus Dei. Tuvo desde el primer momento la inspiración de un gran santo y recibió un “espíritu” ―así lo llamábamos también los alumnos― que lo hacía diferente de los colegios al uso en aquellos años.

Ese “espíritu” tomó carne en un grupo pequeño de profesores que trataron de aplicar a la pedagogía práctica lo que ellos mismos habían recibido de San Josemaría Escrivá: el amor a la libertad, la amistad leal, el aire de familia, la sinceridad, la piedad recia, el buen humor, y, por supuesto, el trabajo esforzado, ofrecido a Dios cada día.
Releo el párrafo que acabo de escribir y comprendo que ahora necesitaría diez folios más para desarrollarlo e ilustrar, con un cargamento de recuerdos imborrables, hasta qué punto ese espíritu caló en nuestras vidas.
De acuerdo; esos 60 años no fueron todos de color de rosa. Ha habido 13 directores, cientos de profesores y miles de alumnos; decenas de miles de familias que han recibido el influjo del colegio. Y, como es natural, ha habido también conflictos, enfados, tiempos de bonanza y momentos duros en los que la misma existencia del centro estuvo en peligro.

Hace años, remedando a Heráclito, escribí aquí con excesiva frivolidad que nadie da clase dos veces en el mismo colegio; que un colegio es un río que fluye sin detenerse jamás; que los alumnos cambian cada día y los tiempos también; que es preciso estar siempre en pie en la cresta de la ola para no quedarse desfasado.

Dije esto y me equivocaba en lo fundamental: sí que hay algo permanente. El río de Heráclito es siempre el mismo, aunque el agua fluya. Y Gaztelueta cada año que pasa se parece más a Gaztelueta.

La razón es bien sencilla: el espíritu con que nació en 1951 no era un monolito ni un monumento de piedra, sino algo vivo. Nunca fue una barricada sino una semilla destinada a crecer, a convertirse en raíz  y luego en fruto, y en nuevas semillas que debían expandirse por el mundo entero.
Ahora hay más de 230 colegios, desde Argentina a Japón, que se alimentan de esa semilla sembrada hace 60 años. Y no es exagerado afirmar que Gaztelueta influyó decisivamente en el cambio profundo que se produjo en la enseñanza secundaria durante la segunda mitad del siglo pasado.
Hay otro dato que se me antoja significativo. De los 6.700 antiguos alumnos, 37 han recibido la ordenación sacerdotal. Ahora, al repasar la lista, compruebo que tenemos a Juan Luis Bernaldo y a Andrés Bernar en Estocolmo; a Santi Pereiro, en Oxford; a Manolo Prado en Helsinki… Y veo también que yo soy el cura más viejo de todos. Por eso me permito escribir esta crónica coloreándola en sepia como la fotografía de mis recuerdos.


4 comentarios:

Inés dijo...

No sabe cómo me ha gustado lo de la pedagogía práctica de San Josemaría.
Tomo nota.

Antuán dijo...

He tenido el valor de empaparme su rollito de primavera sin salsa china y reconozco que es todo un reto conseguir hacer realidad todo eso que san Josemaria: amor a la libertad, amistad,sinceridad...
hace unos dias hablabamos con un chaval que no queria ser libre y yo pensaba en lo que decia san Josemaria que algunos hacen barricadas con la libertad... ¿esto es declarar la guerra? y termino: "El arte de la guerra consiste en ordenar las fuerzas de tal modo que no puedan huir". Anatole France. No se que decir en serio que estamos o no estamos. Adiosle

tres que ni se imagina... dijo...

A pesar de la agradecida actitud de Rafa, hemos localizado su "testa-dura" (noble y recompuesta) sin demasiados problemas.
Feliz aniversario, a usted y a todos los "gaztelueteros"

Mercedes dijo...

¡Felicidades por esos 60 años! Y también por la labor paciente y constante de tantos profes que pasaron por ahí y por los que pasarán. Mientras haya "jardineros" que siembren buenas semillas y cuiden el terreno, hay esperanzas de buenas cosechas.
Mi hijo pequeño estudió en Tajamar (otro de la misma "cuerda") y, aunque él todavía no se da cuenta de lo mucho que ha recibido, yo sí y lo agradezco de todo corazón. Mi marido comentó una vez que los profes de Tajamar no cobrarán mucho, pero lo que no cobran, lo rezan. (Y hace años que mi marido dejó de rezar y de ir a la iglesia)