1. El próximo día 20 de noviembre estamos todos convocados a las urnas. Con este motivo, los obispos ofrecemos a los católicos y a cuantos deseen escucharnos algunas consideraciones que ayuden al ejercicio responsable del deber de votar. Es nuestra obligación de pastores de la Iglesia orientar el discernimiento moral para la justa toma de decisiones que afectan a la realización del bien común y al reconocimiento y la tutela de los derechos fundamentales, como es el caso de las elecciones generales.
2. En su discurso sobre los fundamentos del derecho, pronunciado el mes pasado ante el Parlamento federal de Alemania, el Papa recordaba que “el cristianismo nunca ha impuesto al Estado y a la sociedad un derecho revelado, un ordenamiento jurídico derivado de una revelación. Se ha referido, en cambio, a la naturaleza y a la razón como verdaderas fuentes del derecho [...], la razón abierta al lenguaje del ser”. Nosotros hacemos nuestras consideraciones desde ese horizonte de los fundamentos pre políticos del derecho, sin entrar en opciones de partido y sin pretender imponer a nadie ningún programa político. Cada uno deberá sopesar, en conciencia, a quién debe votar para obtener, en conjunto, el mayor bien posible en este momento.
3. No se podría hablar de decisiones políticas morales o inmorales, justas o injustas, si el criterio exclusivo o determinante para su calificación fuera el del éxito electoral o el del beneficio material. Esto supondría la subordinación del derecho al poder. Las decisiones políticas deben ser morales y justas, no sólo consensuadas o eficaces; por tanto, deben fundamentarse en la razón acorde con la naturaleza del ser humano. No es cierto que las disposiciones legales sean siempre morales y justas por el mero hecho de que emanen de organismos políticamente legítimos.
4. En concreto, como ha señalado el Papa en agosto, aquí en Madrid, la recta razón reconoce que hemos sido creados libres y para la libertad, pero que no actúan de modo conforme con la verdadera libertad quienes “creyéndose dioses, piensan no tener necesidad de más raíces y cimientos que ellos mismos; desearían decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto; decidir quién es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias; dar a cada instante un paso al azar, sin rumbo fijo, dejándose llevar por el impulso de cada momento”.
5. Por todo ello, hemos de llamar de nuevo la atención sobre el peligro que suponen determinadas opciones legislativas que no tutelan adecuadamente el derecho fundamental a la vida de cada ser humano, desde su concepción hasta su muerte natural, o que incluso llegan a tratar como un derecho lo que en realidad constituye un atentado contra el derecho a la vida. Son también peligrosos y nocivos para el bien común ordenamientos legales que no reconocen al matrimonio en su ser propio y específico, en cuanto unión firme de un varón y una mujer ordenada al bien de los esposos y de los hijos. Es necesario promover nuevas leyes que reconozcan y tutelen mejor el derecho de todos a la vida, así como el derecho de los españoles a ser tratados por la ley específicamente como “esposo” y “esposa”, en un matrimonio estable, que no quede a disposición de la voluntad de las partes ni, menos aún, de una sola de las partes.
6. La grave crisis económica actual reclama políticas sociales y económicas responsables y promotoras de la dignidad de las personas, que propicien el trabajo para todos. Pensamos en tantas familias, carentes de los medios necesarios para subvenir a sus necesidades más básicas. Pensamos también en el altísimo porcentaje de jóvenes que nunca han podido trabajar o que han perdido el trabajo y que, con razón, demandan condiciones más favorables para su presente y su futuro. Son necesarias políticas que favorezcan la libre iniciativa social en la producción y que incentiven el trabajo bien hecho, así como una justa distribución de las rentas; que corrijan los errores y desvíos cometidos en la administración de la hacienda pública y en las finanzas; que atiendan a las necesidades de los más vulnerables, como son los ancianos, los enfermos y los inmigrantes.
7. El ordenamiento jurídico debe facilitar el ejercicio efectivo del derecho que asiste a los niños y jóvenes a ser educados de modo que puedan desarrollar lo más posible todas sus capacidades. Debe evitar imposiciones ideológicas del Estado que lesionen el derecho de los padres a elegir la educación filosófica, moral y religiosa que deseen para sus hijos. En cambio, ha de ser facilitada la justa iniciativa social en este campo. La presencia de la enseñanza de la religión y moral católica en la escuela estatal – como asignatura fundamental opcional – es un modo de asegurar los derechos de la sociedad y de los padres que exige hoy una regulación más adecuada para que esos derechos sean efectivamente tutelados.
8. Recordamos de nuevo que se reconoce la legitimidad moral de los nacionalismos o regionalismos que, por métodos pacíficos, desean una nueva configuración de la unidad del estado español. Y también, que es necesario tutelar el bien común de la nación española en su conjunto, evitando los riesgos de manipulación de la verdad histórica y de la opinión pública por causa de pretensiones separatistas o ideológicas de cualquier tipo.
9. Una sociedad que quiera ser libre y justa no puede reconocer explícita ni implícitamente a una organización terrorista como representante político de ningún sector de la población, dado que el terrorismo es una práctica intrínsecamente perversa, del todo incompatible con una visión justa y razonable de la vida.
10. Ante los desafíos que se presentan a la comunidad internacional, son necesarias políticas guiadas por la búsqueda sincera de la paz, basadas en el respeto al derecho, nacional e internacional, así como en la promoción del entendimiento y de la solidaridad entre los pueblos y las culturas.
Pedimos al Señor de la paz y a su Madre santísima que iluminen a quienes vamos a votar, para que lo hagamos de manera verdaderamente libre y responsable
10 comentarios:
Muchas gracias don Enrique. Ayer mismo estaba yo dándole al coco con esta cuestión. Siempre me pasa lo mismo. Yo quiero votar al mejor, pero ese no se presenta nunca, y acabo votando lo menos malo. ¡Tengo unas ganas de votar el bien mayor, en vez de el mal menor!
Y Vila tenía razón. Queda mucho mejor el reloj con este nuevo tono. Más a juego con el otoño.
Vila, el bizcocho de canela está ahora mismo en el horno. No sé cómo quedará, pero el "rebañe" del bol de mezclado estaba buenísimo.
Nuevamente se manifiesta el carácter performativo del mensaje cristiano (Spe salvi, 30-XI-2007, n. 2)
Gracias, D. Henry.
No sabe lo mal que lo paso cada vez que tengo que votar. Estas indicaciones aclaran mucho, pero a la hora de concretar...puf!
Usted me perdonara d. Enrique si le digo que no pude acabar de leer lo que nos trae hoy que no dudo sea de interes pero me escuecen los ojos. Y deberia ir a dormir un rato que tengo, ya rece mi rosario que se acaba el mes de octubre aunque no la ilusion y el deber de seguir haciendolo ya desde la infancia en familia cada noche lo llevaba uno mientras mi padre se paseaba por el comedor porque se dormia -madrugaba mucho para ir a la mina- y nos reiamos de el. Hasta mañana. Y Gracias por su informacion . Adiosle
Soy de la opinión de que si uno no ha ejercido el derecho al voto, tampoco puede ejercer su derecho a quejarse.
Así que como ciudadana responsable votaré, pero ya lo dije en otra ocasión: hoy por hoy siempre que voto lo tengo que hacer con la nariz tapada, pues lo menos malo también me huele mal.
Es tan deprimente pensar en el panorama de los partidos políticos que dan ganas de votar al partido antitaurino, o antitabaco, o algo igualmente ridículo, solo para hacer recapacitar a los grandes partidos. Esta vez, si consigo resistirme a la tentación del mal menor, votaré en conciencia.
A ellos les da igual que votes o que no, que des voto castigo o que se auto lamen "mal menor". Ellos se lo guisan, y ellos se lo comen. No hay salida. Comprendo que los obispos hacen lo que pueden para iluminar el camino de los fieles. Pero la inmediatez del problema lo hace in solucionable, si es que eso es una palabra. Algún día aparecerá un honrado (nomeatrevoallamarlo) político que ponga las cosas en su sitio y de verdaderas opciones al electorado. He dicho.
Pues yo creo que la primera cosa que hay que tener claro a la hora de votar es saber cuales son los partidos que dan libertad a la Iglesia y cuales la combaten.
Acordaros que ya nos lo dijo la Virgen Maria en sus apariciones.
En FATIMA dijo: los gobiernos que den libertad a la Iglesia seran bendecidos por Dios... pero
¡¡ay de aquellos que persiguen la religion de Nuestro Señor!!
Vila, tengo que discrepar radicalmente contigo.
¿Cómo que no puedo quejarme si no voto? Normalmente voto a partidos pequeños bajo la premisa indiscutible de que defiendan y se comprometan con los principios no negociables de los que habla el Papa. No me guían los resultados, sino la conciencia.
En esta ocasión, si finalmente no se presentan estas candidaturas como parece, desde luego no votaré, o votaré nulo con algún mensaje poco cariñoso para los políticos. Porque ninguno de los partidos que se presentan es mínimamente aceptable desde un punto de vista ético.
¿Y encima no puedo quejarme?
No, ni hablar. Claro que me quejo y me quejaré. Lo que no haré será votar a partidos inmorales o abortistas con la excusa de "para poder protestar después".
En este enlace hay un análisis punto por punto de la nota con el que coincido prácticamente al 100%.
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