Tal como anunciaron los meteorólogos, después del diluvio vespertino vino una noche fría y estrellada. Hubo más de un centenar de antiguos alumnos de Gaztelueta: sólo dos de la primera promoción y otros dos de la segunda. También asistieron tres antiguos directores del Colegio, dos sacerdotes que fuimos alumnos y otros dos que trabajaron como capellanes. A todos los viejos nos dolía la espalda.
─Es del tiempo ─me dijo Fernando─.
─Sí; del tiempo que llevamos en este mundo.
Antes de la cena, celebré la Misa en sufragio por todos los fallecidos. Algo distraído estuve. No pude dejar de mirar a cada uno de los que entraban en la capilla de Retamar. La familia crece, pero sigue siendo familia.
Comenté el pasaje evangélico del mandamiento nuevo: “en esto conocerán que sois mis discípulos; en que os queréis los unos a los otros”. Y pedí al Señor que a los de Gaztelueta se nos identificara también por ese afecto recíproco.
3 comentarios:
Lo tipico, no digo que no este bien celebrar un a Misa en sufragio por los difuntos me recuerda a mi hermana, llamo ayer a las 7:50 y tan tranquila. esta aqui Pablo, quedamos para mañana a las 11:30 de la noche que llegaré y me pasa con mi madre. ¿la Mari no se va a Misa? Ha ido a un funeral. Resulta que como hay difunto dia si dia no pues a provecha para estar más tranquila. Osea veo que usted tambien aprovecha para decir una Misa por todos los ppresentes. Si señor. Adiosle
Enhorabuena don Enrique, por poder celebrar todos los años , esas cenas tan entrañables.
D. Enrique, que lo repitamos muchos años, como dice Iñaki Cires "hasta el fin del mundo". Lo pasamos muy bien en la "sucursal de Madrid" como le llama diego a Retamar.
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