Se me acerca una pareja de mediana edad. Él, gordito, nervioso y breve de estatura, me pregunta:
—¿Me hace el favor…, la calle Padre Damián?
—Es paralela a ésta. Ahí la tiene, donde baja ahora mismo el autobús…
—¿Seguro?
—Vivo aquí… Sí, seguro.
La mujer parece satisfecha con mi respuesta, pero mi interlocutor no.
—Yo creo que se equivoca. La que usted dice es el Paseo de la Habana.
Sonrío lo justo y respondo:
—¿Nos apostamos un milloncito de euros?
La mujer se ríe. A él no le hace ninguna gracia, y se aleja mascullando:
—Qué sabrá éste…
Este diálogo, absurdo pero real, es también una especie de parábola urbana. De hecho, camino de la farmacia, he ido recordando a más de uno y de dos que, después de consultar una duda de tipo moral, se enfadaron porque el cura no les dió la razón. Quizá les importaba más tranquilizar su conciencia que conocer la verdad.
No me llaméis "blog". Soy un globo que vuela a su aire, se renueva cada día y admite toda clase de pasajeros con tal que sean respetuosos y educados, y cuiden la ortografía. Me pilota desde hace algunos años un cura que trata de escribir con sentido sobrenatural, con sentido común y a veces con sentido del humor.
sábado, 12 de diciembre de 2009
Extraña pregunta
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5 comentarios:
La mención del indígena Juan Diego después de la de este adulto cabezón me ha hecho sentirme un poco Nicodemo. Pero Nicodemo agobiado: se me está acabando el Adviento y aquí sigo, cargada de razones. Aunque no me gusta lo que veo, gracias por ponerme el espejo delante.
Tiene toda la razón. Cuántas veces nos enfadamos porque la respuesta que queremos oír no es justamente la que nos dicen...y por nuestra soberbia nos vamos con el ceño fruncido...¡Bendita humildad! (vamos a pedírsela hoy a la Virgen de Guadalupe...)
Por cierto, buscando yo hoy unas zapatiillas estilo Convers impermeables, he visto unas muy chulas y le he preguntado a la chica si eran impermeables, y me ha dicho muy sincera: "te gustaría oír que sí, pero hija, no lo son." Me lo ha recordado usted con su entrada...(Que conste que no me he enfadado por eso...jeje)
Sí, es verdad. A menudo me han sacado temas de conversación que no venían a cuento buscando mi aprobación... y al no darla, enfado que te crió.
Me parece muy humana la reacción. El señor gordito tenía que rumiar la verdad escuchada. Pero por algo le preguntó a usted y no a otro.
Eso me pasa en ambas direcciones...a veces soy yo la que busca respuestas concretas y otras me encuentro en el papel la interrogada...
También en otras pienso que a preguntas necias , oidos sordos...así es la vida.
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