jueves, 10 de diciembre de 2009

Un cura de aúpa

¿Y por qué no voy a publicar este artículo que acaban de enviarme? Hace muchos años escribí una columna inocente en la que aparecía una frase (sólo una) en defensa de Mons. Blázquez, que acababa de ser nombrado obispo de Bilbao, y recibí un montón de mensajes de "amigos" míos. Me dijeron de todo, menos guapo.

Pido a esos buenos amigos que esta vez, si quieren insultar a Cristina López-Schlichting, me metan por favor en el mismo saco, porque coincido plenamene con ella.

Hace diez años servidora era reportera –en puridad nunca lo ha dejado de ser– y subía con frecuencia al País Vasco. A menudo era Guipúzcoa el destino inevitable (porque mataban mucho en los pueblos) y en Zumárraga me encontré un sacerdote peculiar, un tipo joven, con apellidos vascos por los cuatro costados que, para variar, no había sucumbido al nacionalismo. Tenía una fe brutal, conmovedora y sólo creía en Dios. Practicaba el Evangelio sin pudor, a lo franciscano. Un verano dejó su piso a un mendigo y se marchó de vacaciones. El invierno siguiente fue muy duro. El joven párroco había recibido el encargo de organizar las colectas y la construcción del templo que le habían adjudicado y tenía en su contra a las hordas abertzales, que acudían a insultarlo cuando celebraba misa y arrojaban botes de pintura contra los muros del edificio recién nacido. El cura no se asustaba, salía a la calle revestido y hacía frente serenamente a los terroristas, como un san Esteban. Una de las veces en que tuvo lugar el siniestro aquelarre pasaba por la calle un hombre desarrapado que se lanzó contra los agresores gritando: «¡A mi amigo no, dejadlo en paz!». El señor –el mendigo– consiguió arrancarle el pasamontañas a uno de los delincuentes. Quedó a la vista que se trataba del hijo de una de las catequistas y, una vez descubiertos, los agresores huyeron.
El joven sacerdote protagonizó muchas más anécdotas. Por ejemplo, eran muy sonados sus viajes a Fátima con los chicos de la parroquia. Era tanta su fe, que la curiosidad movía a los jóvenes –incluso batasunos– a seguirlo y todos los años se convertían algunos en la visita a la Virgen. En consecuencia, los de HB esperaban el regreso del autobús a pie de calle, para ver si podían «recuperar» a los suyos. Ahora dice Josu Erkoreka, el portavoz del PNV en el Congreso, que el nombramiento de José Ignacio Munilla como obispo de San Sebastián –ya tiene 48 años y ha pasado por dos diócesis– «es una operación poco evangélica liderada por Rouco Varela».

Yo, qué quieren que les diga, creo que basta con lo relatado.

25 Noviembre 09

20 comentarios:

eligelavida dijo...

Impresionante!! No lo había leído.

GAZTELU dijo...

A mi que tambien me metan en el saco de esta mujer,de hecho ya lo estoy.
GRACIAS

Ourense San Francisco dijo...

Una vez más Gracias D. Enrique. El otro día éscuché una entrevista y me sorprendió por su naturalidad, que evidenciaba que es un hombre que sabe lo que dice y en Nombre de Quién.

Diosenmicalle dijo...

Pues qué alegría.
Esto va bien:)
Dios es grande.
Tinta.

María dijo...

Muy bueno el artículo de Cristina y magnífica la semblanza que publicaba alba.
Y sobre todo, el mejor, el protagonista. Yo procuro no perdérmelo ninguna mañana a las 8 en Radio María.

Gerardo dijo...

Aupa Don José Ignacio Munilla!!!. rezaré por el!!...que Pastor más grandé y valiente!!!

Capuchino de Silos dijo...

D.José Ignacio Munilla lo ha puesto Dios en ese espacio lleno de terror a ver qué puede hacer. Es un sacerdote de cuerpo entero, que, conjuntamente con su hermano, también sacerdote, levantaron ladrillo a ladrillo una parroquia en no sé qué sitio ellos dos solitos.
El Señor sabe lo que hace poniéndolo en este lugar tan conflictivo que tanto dolor y tantas lágrimas ha causado.
Sólo queda rezar y rezar cada día.

Anónimo dijo...

Los valientes tienen eso...que no gustan a todos.
Mucha suerte y algún que otro rezo para el nuevo Obispo...la va a necesitar.

Relicary dijo...

Me ha gustado esta entrada. En ocasiones sólo vemos una cara de la realidad y nos olvidamos de ojear la parte humana de las personas.

Cuesta muchas veces dejar de lado la rabia o las ganas de contestar a acusaciones, cuando lo mejor es conocer a la persona y hablar con ella.

Ya no es lo que digan otros de ti, si no lo que pueden decir los que te conocen de verdad.

Anónimo dijo...

Buenas noches, yo a Don Jose Ignacio no le conozco, pero he oido de su estancia en Zumárraga, que no fue bien recibido pero que se ganó a sus gente y me consta que le quieren mucho allí. Al que sí conozco es a su hermano Esteban, tambien sacerdote, un buen sacerdote y muy buena persona, y puedo decir que le echo mucho en falta en el Hospital Donostia donde estuvo de capellán.
Va por ellos una oración especial y tambien por usted don Enrique. Saludos

Anacleto dijo...

pues no nos ha ido mal del todo con el obispo maketo en Bilbao. Asi que a los guiputxis les vendrá bien un poco de aire fresco.
No deja de sorprenderme la actitud del PNV, partido confesional hasta ayer, preocupado por el nombramiento de obispos y luego vota a favor del aborto.

Bernardo dijo...

Qué tierra tan torturada la suya, la nuestra.

Clara dijo...

Monseñor Munilla es una bendición del Cielo. Pero recemos y digamos a nuestros hijos que recen. Él confía especialmente en el poder de intercesión ante Dios que tiene la oración de los niños.

Isa dijo...

¡Guau! qué impresión; no conozco a ese sacerdote, pero ya veo que vale muchísimo; rezaré por él, porque no lo tiene nada fácil.

nohacefaltaquetediga dijo...

Pues eso

Anónimo dijo...

Escucho casi todos los días a Monseñor José Ignacio Munilla en RadioMaría de 8 a 9 A.M., en su programa Catecismo de la Iglesia Católica.
Siempre pienso que con sacerdotes como él al oirles hablar se tendría que convertir el mundo entero. Por eso me alegró tanto su nuevo nombramiento.Doy gracias a Dios por darnos sacerdotes fieles y valientes, claros y amables como él.

Papathoma dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Almudena dijo...

Gracias por publicar el artículo. Suerte tienen los vascos de que vuelva a Euskadi Monseñor Munilla. Pero, en fin, no es más el siervo que su señor y si Él tampoco fué acogido en su propia tierra...

Anónimo dijo...

¿Y Munilla no es amigo de Sayés?. Pues si es amigo de Sayés, merece la pena seguro.

c3po dijo...

Siempre me ha llamado la atención lo mucho que se preocupan por las cosas de curas los que habitualmente pasan varios pueblos de las cosas de curas. Es lo mismo que le ocurre a ese periódico que sólo se independizaba de la mañana. En fin, será cosa del txakolí!!!